Color esperanza
Cuando comienza el fin de semana, siempre se abre como una pequeña nube llena de esperanza en nuestras rutinas habituales. Al menos eso sucede en mi caso. Da igual que al fin y al cabo sólo sean dos días de nada, o que la mitad del tiempo se esté descansando de los quehaceres del trabajo de lunes a viernes. Es lo mismo, porque por lo menos sabes que hasta el lunes a la hora que te levantes, vuelves a ser una persona sin obligaciones. Además, este martes es fiesta en España. Mucho se han cogido puente con el lunes, pero otro muchos, entre los que me encuentro yo, tenemos que ir ese día a currelar. Pero, al menos, tengo previsto un pequeño viajecillo a Toledo, si todo marcha como debe, hasta el martes por la tarde. Allí he quedado con una persona que coincidió conmigo en la universidad y que hacía muchísimo que no veía. Lo dejaremos ahí.
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A mi querida diosa parece que ya se le va pasando el enfado de una pequeña treta que le jugué hace unos días. Pero en el fondo, yo creo que lo ha agradecido porque hemos vuelto a reactivar las cosas. El nivel cuatro era algo que yo no podía ignorar por mucho más tiempo. A ver si saca un hueco lo antes posible para ponerlo en marcha. Je, je.
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Me voy a jugar un rato al baloncesto, que hoy el día será largo y caluroso y hay que aprovechar esta pequeña brisa mañanera. Saludos
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