Venía a los Campeonatos de Europa de Gotemburgo a aprender. Llevaba menos de un año corriendo los 10.000 metros y no quería forzarse en esceso tras haberse perdido casi media temporada pasada por culpa de una lesión en la rodilla que le hizo tener que pasar por el quirófano. Sin embargo, hace cuatro días logró clasificarse séptima en la final europea de los 10 km, batiendo el récord de España. Había vuelto Marta. Aquella que hacía sólo cuatro años había logrado proclamarse campeona de Europa en los 5.000 en Munich, dando a España la tercera medalla de oro en la historia del atletimso femenino en nuestro país. Quizá por amor propio, decidió hace un par de días que iba a defender su título hoy, a pesar de llevar varios meses sin correr esta disciplina.
La carrera comenzó con Marta agazapada, como esperando que el esfuerzo de la carrera del martes le fuera a pasar factura. A partir delsegundo kilómetro, la británica Jo Pavi dio un fuerte tirón que seleccionó la final a tan sólo cinco mujeres. Al último 400, llegaron sólo tres, la rusa Liliya Shobukova, la turca y gran favorita Elvan Abeylegesse, y Marta Domínguez. Las dos primeras se lanzaron muy prono al sprint, ignorando las posibilidades de la rubia palentina, quien, desde la cuerda, dio el cambio definitivo, seco y duro, al que ninguna de sus dos compañeras de viaje fueron capaces de responder. A diez metros de meta, fue capaz incluso de esbozar una sonrisa, mirar a los suyos en la grada y levantar el brazo derecho. Sólo ella sabe lo que ha sufrido estas dos últimas temporadas. Sólo nosotros sabemos lo grande que es. Al igual que Paquillo en 20 km marcha hace unos días, Marta ha dado una inmensa alegría a todos los aficionados al atletismo en España, que andábamos cabizbajos tras unos Europeos menos prolijo de lo que esperábamos. Gracias, Marta, y hasta la próxima.
Cuando comienza el fin de semana, siempre se abre como una pequeña nube llena de esperanza en nuestras rutinas habituales. Al menos eso sucede en mi caso. Da igual que al fin y al cabo sólo sean dos días de nada, o que la mitad del tiempo se esté descansando de los quehaceres del trabajo de lunes a viernes. Es lo mismo, porque por lo menos sabes que hasta el lunes a la hora que te levantes, vuelves a ser una persona sin obligaciones. Además, este martes es fiesta en España. Mucho se han cogido puente con el lunes, pero otro muchos, entre los que me encuentro yo, tenemos que ir ese día a currelar. Pero, al menos, tengo previsto un pequeño viajecillo a Toledo, si todo marcha como debe, hasta el martes por la tarde. Allí he quedado con una persona que coincidió conmigo en la universidad y que hacía muchísimo que no veía. Lo dejaremos ahí.
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A mi querida diosa parece que ya se le va pasando el enfado de una pequeña treta que le jugué hace unos días. Pero en el fondo, yo creo que lo ha agradecido porque hemos vuelto a reactivar las cosas. El nivel cuatro era algo que yo no podía ignorar por mucho más tiempo. A ver si saca un hueco lo antes posible para ponerlo en marcha. Je, je.
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Me voy a jugar un rato al baloncesto, que hoy el día será largo y caluroso y hay que aprovechar esta pequeña brisa mañanera. Saludos
Mientras 999 de cada 1000 personas disfruta de sus vacaciones, familia real incluida (aunque éstos parece que están siempre en permanente época estival), no puedo dejar pasar la ocasión de dejaros esta foto para el recuerdo, que cada vez que la veo me pregunto por qué tenemos que mantener a toda esta cohorte de vagos y sus prolijos linajes mientras los demás trabajamos sin parar para intentar ser mileuristas.